
Los que sí han estado marginados injustamente durante unos días han sido alaveses y guipuzcoanos. No entienden cómo en unos días con sol y sin nieve en los montes se les prohíbe cazar. Francamente, no es fácil admitirlo. Mucho más en los cotos industriales. ¿Entiende alguien que en un terreno donde se sueltan animales de granja y no hay migradora alguna se prohíba la caza? Vamos, que ni el mas purista anti-caza. No es de extrañar, pues, que al bueno de Jesús Toledo le salga el humo por las orejas.
Así las cosas, vamos a cambiar de tercio para dar respuesta al columnista Olmo sobre la ausencia de tximbos en el campo. Hace unos cincuenta años, cuando se tiraba a todo lo que volaba, a los tximbos se les perseguía y, pese a ello, sus poblaciones aumentaban. Su carne exquisita llenaba muchas sartenes en aquellos años de penuria. Pero intervino el hombre con fuerza en la Naturaleza con un sinfin de productos fitosanitarios en los que el DDT - altamente tóxico - ocupaba un lugar preferente. Mermaron ostensiblemente las poblaciones de la pequeña fauna alada y justamente se prohibió su caza. Cazar pajarillos en la actualidad es obvio que no se le ocurre ni al mas osado de los cazadores. Pero seguir deshumanizando el campo con un sinfin de herbicidas, pesticidas y plaguicidas, desgraciadamente, todavía esta en la mente de muchas administraciones
Fuente: EL CORREO
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