domingo, 12 de septiembre de 2010

La temporada de caza del jabalí se abre hoy con 35 cuadrillas, el triple que el pasado año

La afición por la caza de jabalí va creciendo en el territorio vizcaino. Cada vez cuenta con más seguidores. Las cifras así lo reflejan. Este año las licencias y el número de cuadrillas tramitadas desde el departamento de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia ha experimentado un considerable aumento.

En total este año son 35 cuadrillas, frente a las 10 del pasado año, y las licencias concedidas por la Diputación han sido más de mil, en concreto 1.084.

"La caza engancha", afirma un fiel cazador arratiarra que confiesa que no se le pegan las sábanas los domingos por la mañana. En los grupos puede haber entre 17 y 45, ésta última es la cifra máxima permitida, según la norma foral.

Lo cierto es que, sea por afición o por cualquier otro motivo, este año los grupos de cazadores se han triplicado en Bizkaia. La tantas veces nombrada crisis nada ha tenido que hacer con esta práctica, a la que algunos califican de deporte y que cuenta con cada vez más fieles. "Hay gente a la que le gusta mucho, pero hay otros que, aunque van de vez en cuando, se divierten y no quieren dejarlo. La gente se pica con la caza y luego le cuesta dejarlo", explica Ángel Pérez, aficionado de esta práctica desde hace quince años.

Hoy, domingo, comienza la temporada de caza del jabalí y se prolongará hasta el próximo 31 de enero. Los cazadores han sacado del armario la ropa y han limpiado la escopeta para lanzarse a los montes del territorio histórico en busca de esa valiosa pieza. Queda por delante todo el invierno, cinco meses. "Mañana, (por hoy) es el gran día", destaca Julen Arza, emocionado con el comienzo de la temporada de caza. "No me pierdo ni una", comenta.

Los días hábiles para llevar a cabo esta práctica serán los domingos y sólo se podrá ampliar a los sábados en aquellas zonas de régimen especial, previo aviso al departamento de Agricultura y justificando el motivo concreto.

En total son 46 las manchas, o zonas de caza que la Diputación Foral de Bizkaia ha fijado y que se distribuye a través de un sorteo que se lleva a cabo la primera semana de septiembre. La cuadrillas vizcainas están definidas por tener entre sus componentes el 85% o más por cazadores empadronados en el territorio histórico.

PURA DESTREZA

La caza es pura destreza, habilidad, paciencia y estrategia. En el caso de los jabalíes son animales con una gran capacidad auditiva, listos, muy listos y rápidos. Tanto que hay veces que a pesar de lanzar mil tiros el animal, logra escapar ileso de sus captores y echarles por tierra horas y horas de espera. Es en definitiva un juego, en plena naturaleza y entre amigos. "El jabalí ve poco, pero su olfato está muy desarrollado. A la mínima se para y resopla. Si es hembra gruñe a sus crías después de haber resoplado. Y después de resoplar, raro es el jabalí que aguante sin dar un gruñido final a modo de insulto. Y a partir de ahí, adiós, se marcha y vuelta a empezar", relatan expertos en caza.

Por eso de lo que se trata es de ser mucho más listo, astuto y rápido que el animal, acostumbrado a moverse en zonas boscosas.

"Jamás hay que colocarse en los pasos, ni cerca de la zona donde hagan daño, les espantaríamos de inmediato, ya que los jabalíes tienen un mapa de olores de todo lugar donde se desenvuelven habitualmente", indican.

Por eso es clave localizar el rastro del jabalí, cercar su escondrijo y engañarle para que salga, se levante y se ponga a tiro. La jornada de caza comienza muy temprano. Los intrépidos e incansables cazadores quedan a la siete de la mañana para conquistar la zona de monte que les ha tocado y hallar cuanto antes el rastro del animal, eso sí con la ayuda de sagaces perros. Llueva o haga frío, "eso es lo que menos importa, -dice Julen-, hay veces que después de cinco horas detrás del jabalí, conseguimos que salga y se nos escapa delante de nuestras narices".

Mala suerte. Vuelta a empezar. Entre los aficionados a la caza de jabalí se ha detectado también un aumento en el número de menores que, generalmente heredado de sus padres, ha terminado iniciándose en este mundo. Según se recoge en la norma foral, la edad mínima para salir a cazar es de 14 años, pero siempre y cuando tenga autorización de su representante legal.

Para cualquier problema, los menores no pueden estar solos en los puestos y tampoco pueden hacer uso de las armas, por no tener la edad legal para ello. Por lo tanto, desde la Diputación recuerdan que en el momento de la actividad de caza, el menor "deberá estar acompañado por un adulto que se haga responsable, y que a su vez dispone de la licencia en vigor. El adulto no podrá alejarse más de 120 metros del menor", afirman desde Agricultura.

La Diputación apuesta por un modelo de caza sostenible. Por eso, esta actividad, que cuenta con grandes aficionados en el territorio vizcaino, no debe perjudicar ni a los animales, ni a los ecosistemas. Así, para evitarlo se realizará todos los esfuerzos para que se cumpla la normativa foral que garantiza el equilibrio entre la actividad cinegética, el uso de los montes y el respeto de los hábitats de las especies.

"Todas las batidas son controladas y no cumplir con la norma establecida lleva consigo la retirada de licencias y una multa para la cuadrilla que supone la prohibición de cazar por un periodo que puede llegar a los dos años".

DEIA

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