El estudio de los productos fitosanitarios que se emplean para la siembra de cereal ratifica su toxicidad y hasta la mortandad para las perdices y otras aves de granja.
Es una denuncia que en Euskadi tiene más de veinte años de historia y que por fin ahora ve la luz de manera científica y formal a nivel estatal. El líder de la por entonces recién creada asociación Adecap, Juan Antonio Sarasketa, denunció a comienzos de los años noventa que las semillas con las que se sembraba el cereal en los campos españoles estaban envenenadas y afectaban seriamente a las perdices. Un primer análisis de semillas no certificadas encontraron cianuro recubriendo las semillas que les daban un color rojizo y su efecto era letal para las patirrojas. Su mensaje fue repetido muchas más veces, en infinitas ocasiones, pero nadie quiso recoger el testigo en una larga travesía por el amargo desierto del olvido. No fue escuchado ni por las numerosas autoridades del sector ni por los supuestos defensores del medio ambiente que tanto proliferaban. También fue tema citado en la histórica macromanifestación de Madrid de 2008 y ya, de la mano de la Oficina Nacional de la Caza y la Real Federación Española de Caza, hace un par de años, comenzó a verse su viabilidad. Este mes de junio se cumplen dos años del acuerdo de colaboración de la ONC con el Instituto de Recursos Cinegéticos para estudiar de forma exhaustiva las consecuencias de los tratamientos efectuados sobre las semillas. El año pasado, también en junio, llegaron los primeros resultados preliminares del equipo dirigido por el doctor Rafael Mateo tras dos meses de experimentación, y donde se revelaba que alguno de los fungicidas o un insecticida utilizados en el blindaje de semillas, utilizados en dosis altas, eran letales para las perdices, en el estudio realizado por el IREC ya conjuntamente financiado por ONC y RFEC, y bajo control de la fundación FEDENCA y donde también colabora la Fundación Biodiversidad.
En la actualidad, según el registro del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, se utilizan para el tratamiento de semilla de siembra de cereales un total de 19 compuestos diferentes, de los que 16 son fungicidas y 3 insecticidas. Y hablamos de semillas de trigo, cebada, centeno, avena, arroz, sorgo, maíz o incluso girasol.
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