Los cazadores que se han movido en estas últimas fechas por sus cotos
no han tardado en dar la voz de alarma ante las malas expectativas con las que
afrontar la media veda de codorniz, que llegará antes de una semana, el próximo
miércoles 15, en los terrenos de Álava, Navarra, Castilla León o La Rioja, zonas
que se repoblarán durante horas con miles de cazadores vizcainos acompañados por
sus perros en busca de la pequeña migradora. Un pájaro que ya alertó hace
semanas de su escasa presencia incluso en los lugares más frescos, el los valles
más al norte del territorio burgalés, donde apenas se dejaban oír
cantar.
Y tampoco se constataba su presencia en otros lugares de renombre, como en la
Bureba, según otras fuentes, que acabando el mes de julio alimentaban las peores
perspectivas. Por el contrario, en zonas más cercanas al Ebro e incluso a su
paso por el “viejo reino”, se dejaba sentir a finales de primavera y comienzos
de verano, alegrando unas tierras que o recordaban unos campos así desde hacía
muchos años.
PAJA
Y con julio llegó irremediablemente la época de la cosecha para unos
campos de cereal que ofrecen alimento y refugio a la codorniz. Pero la sequía y
el imparable avance adelantado de la maquinaria moderna arrasaron los campos en
pocas jornadas, dejando un panorama desolador para quienes los miran pensando en
la migradora. Y sin quererlo, un año más se reabre la polémica con los
arrendatarios de los terrenos, que a la hora de la verdad –el próximo día 15-
ofrecerán casi todos sus campos acuchillados casi a ras de mies, a escasos pocos
centímetros del suelo, a precios a veces de auténtico vergel cinegético. Y de
rebote con los agricultores, que por supuesto están a lo suyo, la cosecha y
recogida del cereal, aunque con la pronta retirada de la paja convertirá en una
misión imposible que cualquier codorniz se quede en esos campos.
Es entendible por tanto el enfado de los cazadores que pagan por un derecho
mermado o anulado, y que se encontrarán con inmensos solares por donde pasear a
sus perros tranquilamente. Porque toparse con el ave que esperan se reducirá a
las cercanías de las zonas húmedas, herbazales que separen las piezas de las
fincas de cereal o los perdidos que acompañan a las piezas ya rasuradas. Poco o
nada más. Ingente tarea la de los responsables de las sociedades de cazadores,
que año a año se quedan sin argumentos y sin margen de maniobra para cambiar una
realidad sangrante y en la que parte de culpa la tenemos los propios cazadores.
Si alguno rechaza su acotado, seguro que algún otro querrá quedarse con esos
terrenos al mismo precio aún a sabiendas de lo que se cuece. Muchas veces el
enemigo no solo está enfrente, sino que se encuentra cerca, dentro del mismo
colectivo.
SOLUCIÓN
Algunos apuntan a pagar las tierras en función de los resultados,
esto es, que los municipios o los arrendatarios de los terrenos cobren en
función de lo que ofrezcan durante la campaña. Si ofrecen secarrales, pues que
cobren en función de lo que queda, poco o nada, y si por el contrario responden
a lo que se espera de ellos desde el punto de vista cinegético, que cobren lo
pactado. Una quimera a día de hoy, porque los que arriendan las fincas solo
quieren cobrar por delante y si luego no hay paja ni unas mínimas condiciones,
mirar para otro lado, como hacen en la actualidad, sin ánimo de resarcir de
ninguna manera el desaguisado que se perpetúa un año sí y otro también.
Y mientras, la duda está en saber dónde han ido los pájaros que han sorteado
las cuchillas primero y las enfardadoras después. Toca apelar a su carácter
migrador para buscar tierras más húmedas y tranquilas, donde hallen alimento y
resguardo, incluso se habla de su migración a Europa, así que soñaremos con
algún golpe de suerte para dar con ese corro que nos alegre la media veda. Y es
que la caza, sin ilusión, no existiría.
J.ATXA
DEIA
sábado, 11 de agosto de 2012
Malas expectativas para la codorniz
Etiquetas:
Noticias de caza
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