Ecologistas

Un grupo ecologista vasco ha solicitado a la Diputación de Guipúzcoa la «prohibición» cautelar de la caza en el parque natural de Aiako Harria porque dicen haber detectado en el mismo episodios frecuentes de caza furtiva. Así como suena, sin aportar prueba alguna. ¡Fenomenal!

Una más para el currículum de los que no comulgan con la caza y pretenden abolirla por principio, en Aia o donde sea. Denuncia que algo queda. Me he preocupado de informarme y nadie ha observado irregularidad alguna en el parque. Es lo que hay. No quiere esto decir que algún atorrante que se dice cazador por tener una licencia de caza en algún lugar y esporádicamente no pueda infringir la ley. No seré yo quien defienda lo indefendible. Garbanzos negros hay absolutamente en todos los colectivos, pero de ahí a generalizar las cosas y pretender abolir la caza con denuncias mediáticas se me antoja un despropósito, cuando no una injusticia. Flaco favor para el ecologismo bien entendido con denuncias carentes del más mínimo soporte legal.

El aficionado vasco, en general, es un ejemplo de andar por el campo y por la vida, un cazador que suda la camiseta con el perro por delante, un cazador que no engaña a la pieza. Aquí no hay grandes cacerías, las capturas en una buena jornada sobradamente se cuentan con los dedos de una mano. Es pues la caza de los humildes, la de los que tienen pocas alternativas y para una que han practicado desde siempre con respeto--la contrapasa- se han preocupado estos grupos de prohibirla por mucho que las torcaces estén en clara progresión, las capturas sean mínimas y se las considere plaga en muchos países europeos. ¿Esto es ser ecologista? Muchos mancillan esta bella palabra. Con memeces y sentimentalismos se pierde toda credibilidad social. Denuncien como nosotros con pruebas la deshumanización que está sufriendo el campo y serán respetados. De lo contrario, como siempre, mala uva y estancamiento. Se supone que todos pretendemos lo mejor para la Naturaleza. ¿No es mejor hablar y entenderse? Créanme que es la única forma de avanzar.
J.A SARASKETA

Fuente: EL CORREO