jueves, 19 de agosto de 2010

SEMILLAS TÓXICAS

Desde hace aproximadamente veinte años, los cazadores venimos denunciando la deshumanización que está sufriendo el campo, y en especial el tratamiento de las semillas del cereal. No en vano el número de aves de ambiente agrícola ha experimentado un declive pronunciado en Europa occidental desde hace décadas. Uno de los factores que pueden tener un mayor impacto en este problema es el uso de productos fitosanitarios en el campo; su efecto principal es la reducción de los recursos tróficos de las aves o sus presas. Sin embargo, también existe un riesgo directo: el de intoxicación por el tratamiento con diferentes plaguicidas de las semillas de siembra de cereal, las cuales pueden ser consumidas por los pájaros. La mayoría de las aves que habitan en regiones agrícolas del centro de la Península Ibérica utilizan la simiente de cereal como alimento durante el invierno, cuando no existe la posibilidad de encontrar grano o tejidos foliares. El tratamiento o blindaje de semillas supone, por tanto, una importante exposición de estos animales a los compuestos fitosanitarios durante el periodo previo a la reproducción.

Todo este proceso llevo a los colectivos de cazadores ONC y RFEC a solicitar a un especialista un estudio de los componentes con los que se elaboran los productos plaguicidas. Por otra parte, se efectuaron pruebas con perdices estabuladas con la ayuda del Instituto Nacional de Recursos Cinegéticos. Los resultados preliminares obtenidos han demostrado que los efectos de dos fungicidas ('tiram' y 'difenoconzol') y un insecticida ('inidacloprid'), utilizados en el blindaje de semilla, son letales para nuestras perdices.

El ensayo ha estudiado seis variables: la mortalidad, la condición corporal, el hematocrito, el metabolismo antioxidante, la respuesta inmune específica y la reproducción, en las que se medirá, entre otros parámetros, los efectos en el tamaño de la puesta y la tasa de fecundación. Por lo que se refiere a la primera variable, ya podemos informar de que las tasas de mortalidad producidas han sido considerables, aunque el 'difenoconazol' no ha producido muertes y los porcentajes cambien según las dosis administradas de cada uno de los compuestos y si las aves son machos o hembras.
Obviamente los agricultores están libres de culpa, siembran lo que el mercado oferta. Otro caso es el de las empresas de fitosanitarios y la Administración.

JUAN ANTONIO SARASKETA

EL CORREO

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