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A cuatro semanas de la apertura, son fechas para comenzar la "pretemporada" con nuestro más fiel aliado, el perro, para que poco a poco vaya cogiendo forma antes del inicio de la campaña, en la que deberá estar en óptimas condiciones si no deseamos sorpresas desde el primer día. Seis meses de inactividad cinegética no dejan solo huella en los amos, sino que los canes también deberán irse adaptando poco a poco. ¿Cómo? Lo mejor será empezar a través de salidas, mejor breves y repetidas que pocas y concentradas. Si se puede sacarle una hora a diario, por ejemplo, resultará mejor que toda la mañana en fin de semana. Dependerá, obviamente, de la disponibilidad de tiempo y de contar con un lugar idóneo, aunque suele tener más que ver con las ganas del amo. Eso sí, el can siempre estará dispuesto y a su dueño quizá le venga bien. Toca ponerse en forma, tanto el perro como nosotros, para recobrar la capacidad de trabajo.
ENTRENAR
Después de estas primeras salidas, conviene dar un salto cualitativo con un plan de adaptación específico, que los más exigentes traducen en un programa de entrenamiento progresivo. El objetivo principal será evitar que el perro se vea desbordado desde el primer día, por la pasión propia o por la exigencia del cazador, y que ello traiga como consecuencia quedarse sin perro a las primeras de cambio, en cuanto lleguen las primeras horas de calor, o peor aún, con las almohadillas plantares lesionadas, aspeadas, por falta de adaptación y quedarse luego sin perro una semana o incluso más. Se trata de modelar y modular las portentosas cualidades físicas que el perro nos querrá ofrecer en cuanto se dé cuenta de que está de nuevo cazando.
SALUD
Otra parte fundamental es la salud del perro. La vacunación y desparasitación correctas serán buenas aliadas en este capítulo. Recordar que la antirrábica no se exige en Euskadi, pero sí en comunidades cercanas, como Castilla y León. Ante cualquier duda sobre el estado del can, el veterinario nos ayudará con eficacia.
Otro apartado a considerar será el de la alimentación, acorde a los nuevos ritmos que tendrá el perro. A medida que el esfuerzo físico se incremente, adecuaremos su dieta a la nueva situación. Se evitarán los cambios bruscos, aconsejándose la transición paulatina entre la dieta de mantenimiento y la de trabajo, generalmente basada en alimentos de alta energía. Existen hoy en el día en el mercado excelentes piensos para salir exitosos. Y a no olvidar las almohadillas plantares, que deberemos ayudar a endurecer en estas semanas. Por supuesto, para estos entrenamientos evitaremos las horas de más calor, al menos de principio, y estaremos pendientes del estado de ánimo del perro y su vitalidad. Aprovecharemos para recordar su adiestramiento; obediencia a la llamada, muestra, parada y contacto con el amo. Unas caricias, siempre en positivo, serán bien recibidas por nuestro fiel aliado, un ejemplo de lealtad ejemplar y cariño sin límites.
J.ATXA
DEIA
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