J.A.SARASKETA
Próxima a producirse la desveda de la tórtola. Sigue cuestionándose su caza por entender que sus poblaciones malamente se mantienen o bien están en regresión. Pero para analizar este supuesto problema conviene diferenciar entre capturas anecdóticas en el norte peninsular de las grandes tiradas en el sur, donde las capturas se contabilizan por cientos de ejemplares.
Están también las fumigaciones en los oliveros y eso perjudica en extremo las puestas. Sin olvidar las muchísimas tórtolas que han perdido sus raíces marineras y se quedan en los regadíos de Marruecos, donde se las caza ahora con intensidad. Pero conozcamos un poco a esta ave que vive en la península cinco meses, desde mediados de abril a mediados de septiembre. A diferencia de la mayoría de emigrantes no se le conoce que tenga guión alguna que le marque la ruta a seguir. Se trata de un ave noble que a su llegada a la península -quizá por el hambre sufrido por el largo viaje- se aproxima mucho a los pueblos. A diferencia de la cordoniz que cruza el estrecho por Gilbraltar, la tortolilla suele entrar y salir por la costa gaditana, bien de día o de noche. Dependiendo de la comida que va encontrando se desplaza de un lugar a otro en busca de semilla, hasta que da con el lugar adecuado para criar. Construye su nido en árboles bajos y casi al alcance de la mano; lo forman con trozos de ramas secas y tan mal construido que desde el suelo se nota a veces si tiene huevos o pájaros. Suben pocas hasta centroeuropa y retornan hacia el 8 de septiembre, festividad de la Virgen de Arrate, patrona de Eibar. Este es el momento del cazador vasco, cuando la noche cerrada por la niebla las obliga a bajar a nuestros montes. Serán una o dos horas después de haber amanecido el tiempo que las tórtolas aguanten sin reemprender el viaje. Luego desaparece toda posibilidad de cazarlas. Es pues por estos lares su caza efímera, compleja, donde la ayuda de un compañero se hace imprescindible.
Están también las fumigaciones en los oliveros y eso perjudica en extremo las puestas. Sin olvidar las muchísimas tórtolas que han perdido sus raíces marineras y se quedan en los regadíos de Marruecos, donde se las caza ahora con intensidad. Pero conozcamos un poco a esta ave que vive en la península cinco meses, desde mediados de abril a mediados de septiembre. A diferencia de la mayoría de emigrantes no se le conoce que tenga guión alguna que le marque la ruta a seguir. Se trata de un ave noble que a su llegada a la península -quizá por el hambre sufrido por el largo viaje- se aproxima mucho a los pueblos. A diferencia de la cordoniz que cruza el estrecho por Gilbraltar, la tortolilla suele entrar y salir por la costa gaditana, bien de día o de noche. Dependiendo de la comida que va encontrando se desplaza de un lugar a otro en busca de semilla, hasta que da con el lugar adecuado para criar. Construye su nido en árboles bajos y casi al alcance de la mano; lo forman con trozos de ramas secas y tan mal construido que desde el suelo se nota a veces si tiene huevos o pájaros. Suben pocas hasta centroeuropa y retornan hacia el 8 de septiembre, festividad de la Virgen de Arrate, patrona de Eibar. Este es el momento del cazador vasco, cuando la noche cerrada por la niebla las obliga a bajar a nuestros montes. Serán una o dos horas después de haber amanecido el tiempo que las tórtolas aguanten sin reemprender el viaje. Luego desaparece toda posibilidad de cazarlas. Es pues por estos lares su caza efímera, compleja, donde la ayuda de un compañero se hace imprescindible.
Fuente: El Correo
2 comentarios:
En Bizkaia y Gipuzkoa es muy dificil hacer "pertxas" de estas pequeñas palomas. No se puede decir lo mismo sobre Alava y especialmente Nafarroa.
Haber si este año cae alguna, el año pasado habati una en Lekeitio.
Pues yo personalmente nunca he tenido excesiva suerte con las tórtolas. Siemrpe que he sacado la escopeta al monte en épocas de media veda en Euskadi, nunca he matado ninguna, cierto es que tampoco he realizado muchas salidas...pero así y todo...conozco a poca gente que tenga suerte con las tórtolas.
De todos modos, recuerdo un año que en el coto al que pertenezco, en La Rioja, cuando quedaban apenas dos días para cerrarse la media veda, tuvimos un par de jornadas buenísimas de tórtolas, la única vez que he podido abatir unas cuantas (no más de media docena).
Ojalá las poblaciones vuelvan a ser lo que parece ser antiguamente eran y podemos disfrutar de su caza en la parte norte peninsular.
Un saludo y suerte a todos este verano con tórtolas y codornices!
Mikel
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