sábado, 27 de septiembre de 2008

Perdigón de plomo

A pesar de que son contados los cazadores que cargan sus cartuchos manualmente, todavía en algunas tertulias aflora la polémica sobre las ventajas e inconvenientes de la dureza del perdigón. Pero antes de profundizar en el tema, conviene matizar que el perdigón lo fabrica una empresa vasca y es de una calidad superior.

De hecho, lo exporta a muchos países, tanto para la caza como para el tiro. De la misma forma, los cartuchos cargados en España compiten con los mejores del mundo. Sin embargo, y a pesar de que la mayoría de fabricantes de cartuchería y armas deportivas están en la comunidad autónoma vasca, campos punteros como el de Leioa se encuentran cerrados y sobran dedos de una mano para contar los que funcionan. Buena forma de promocionar nuestros productos. Deberíamos fijarnos en otras administraciones que, sin tener fabricante alguno del sector, disponen de espléndidos campos de tiro deportivo y promocionan ferias de caza y pesca con cargo al erario público. Bien dice el refrán que «en casa de herrero, cuchara de palo». En cuanto a la dureza del plomo, el endurecido siemprees mejor que el blando, tanto para la caza como para tiro. En primer lugar, porque plomea mejor al no deformarse como el blando, que ofrece más resistencia al aire. En cuanto a la efectividad en la caza, si consideramos que el blando no atraviesa la pieza y ésta absorbe toda la energía, hay evidentemente equivalencia entre las dos clases de plomo. A pesar de ello, y a igualdad de impulso inicial, la velocidad restante del endurecido es mayor como consecuencia de la menor deformación de los granos cuando chocan en hueso. Hay más probabilidad de ruptura y menos aplastamiento, absorbiendo sin ventaja una fracción de la energía disponible. En definitiva, que el perdigón endurecido es mejor para la caza y el tiro. Y aquello del dicho popular de «pólvora poca y perdigón hasta la boca» está bien para amoratar el carrillo. Cuanto más peso, menos velocidad y más energía cinética a distancias cortas.
J.A.SARASKETA
Fuente: El Correo

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