Cumbrean las torcaces

Terminó aceptablemente la media veda y codornices y tórtolas enfilaron a sus cuarteles africanos a pasar el invierno. Llegarán ahora nuevas viajeras, de hecho las torcaces ya lo están haciendo, y en breve lo harán las becadas.

Especies que suscitan en el cazador vasco una atracción especial por cuanto son una de las pocas alternativas que contempla nuestro territorio, puente entre Europa y el Sur peninsular para las migradoras. Octubre para muchos cazadores es sinónimo de torcaces, de espera contenida, de ilusión, de viento templado. Grandes bandos de aguerridas torcaces cumbrearan un sinfin de collados hasta llegar a los encinares del sur, donde llenaran el buche con la montanera. Pura energía para abordar las penurias del invierno. Hasta 28 bellotas de mediano tamaño es capaz de comer una torcaz en un solo día.

Afortunadamente, al ser una especie en clara progresión las previsiones para la temporada son buenas. Otra cosa es que los vientos dominantes las obliguen a pasar por un lugar u otro. Altas si se ayudan de un viento de cola y bajas si éste es frontal. Pueden volar a tal altura que no se las distingue y son capaces de desplazarse en un día 500 kilómetros sin descanso, volando a 80 kilómetros por hora.

De las seis millones de palomas que invernan en España, solamente la mitad contabilizan los ornitólogos a su paso por los Pirineos. ¿Por dónde pasa el resto? Puede que la respuesta esté en la altura. Se ha podido constatar por los anillamientos que una misma paloma de los 70 millones que existen en Europa efectuó hasta 24 migraciones y que un solo bando de 50.000 ejemplares ensombreció los montes durante 20 minutos. En definitiva, es una riqueza faunística espectacular para España - se abaten mas de un millón de ejemplares - y un problema para algunos países como Inglaterra, donde son plaga y se las caza durante todo el año. Mientras tanto, los cazadores vascos a verlas pasar durante la contrapasa porque algunos iluminados aseveran que tres mil palomas abatidas durante un largo mes por cazadores vizcaínos y guipuzcoanos es un desastre ecológico.

J.A.SARASKETA

Foto: J.Atxa

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