lunes, 2 de febrero de 2009

CAZADORES

Tengo el privilegio de contar entre mis amigos con un colectivo de cazadores, aunque me gusta más referirme a ellos como juglares de la montaña, románticos trovadores del sotobosque, del enebro, de las zarzas y los espinos; amantes rapsodas cuidadores de cerros, altozanos, eriales, lomas, oteros y peñascos; vigilantes del orden y la continuidad de las especies. ¿No es poesía oír contar a los sorderos como la becada hizo el triángulo sin abandonar la torrentera mientras el perro le mostraba donde había parado al caliente? ¿No son versos los de Lorca cuando dice: '¡Alto pinar!, cuatro palomas por el aire van, cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas sus cuatro sombras. ¡Bajo pinar!, cuatro palomas en la tierra están'? ¿Acaso no lo es ver al viejo jabalí detrás de una coscoja, con la barbada blanca, henchido de pureza, sobreviviente a guerras y batidas, levantar la cabeza para oler la invisible fragancia del romero y del tomillo?


El cazador es la única garantía de que la naturaleza jamás será destruida ni profanada, pues nadie maltrata lo que ama. Me irrita la hipocresía de los censuradores que delante de un chuletón defienden a toda costa la vida de todos los animales. O los anti taurinos que dan buena cuenta de un guiso de rabo de toro. Yo me quedo con la honradez y el buen juicio: mis amigos poetas cazadores.
ALBERTO F.ARAÚJO

Fuente: El Correo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, muchas gracias.
Con este articulo has colaborado en situar a la caza donde se lo merece; en el epicentro de la admiración a la naturaleza.

Todos tenemos que poner nuestro granito de arena, badaukagu lana.