martes, 28 de abril de 2009

LA CAZA, MÁS QUE UNA AFICIÓN

Ya se que muchos no entienden que seamos cazadores, que cacemos; que cacemos y que nos guste la naturaleza. A todos ellos dedico este escrito.

Con 6 años me diagnosticaron pertes en la pierna izquierda, justo cuando los niños empiezan a practicar deporte; a jugar al fútbol, a apuntarse al baloncesto, etc. La operación y la rehabilitación no me permitieron aprender deporte con mis amigos, por lo que cuando me recupere era “un paquete” en todos los deportes. Todos querían ser el mejor equipo, los “paquetes” sobraban (a mi me cogían el ultimo). Enseguida me di cuenta de que nunca sería futbolista.

Cuando llegaba octubre, algo raro se movía por mi casa, mi padre se despertaba pronto, iba con una escopeta, iba con los perros, y llegaba a casa con pájaros cazador por el. Antes no le daba importancia pero ahora mostraba cierto interés…si; mi padre era cazador, como mis tíos.
En los cuentos de parvularios el cazador era alguien malo, me acordaba de bamby; pero estaba seguro de que mi padre no era una mala persona; había algo que no encajaba. Me interese por la caza, por los animales, mi padre conocía a todas las especies; era algo nuevo para mi.

Con 10 años empecé a “cazar” con una “tximbera” (carabina de aire comprimido) marca Norica. En este “deporte” no había paquetes, no había que ser el más rápido, ni el más fuerte…solo había que conocer la naturaleza y ganarle la batalla a las especies; era una afición que no excluía, sino que unía. Mi primera pieza fue un zorzal; reconozco que al principio me dio cierta pena, pero al mirar alrededor observe que había cientos de estos pajaros, que era algo normal, que este mundillo tenía algo que marcar goles nunca tendrá. Mi padre me desplumo el zorzal y me lo comí…desde ese día soy un cazador acérrimo; la caza es parte de mi vida.

Una de las cosas más importantes que me ha dado la caza es la amistad de mucha gente, mucha gente que sin la actividad cinegética nunca conocería (no os nombro porque necesitaría paginas y se me olvidaría a alguien).

A veces pienso con tristeza como sería un mundo sin caza, creo que sería un mundo vacío y triste; sin sentido para mucha gente. Que no sea por nosotros, defendamos la caza con uñas y dientes.

Para terminar quisiera agradecer en primer lugar a mi aita por haberme metido en este mundo y a todos los que sienten la pasión por la caza y lo defienden. Un agradecimiento sincero también para todas las asociaciones/federaciones que nos defienden (ADECAP, ADECAP-Gazteak, las federaciones de caza de Euskadi, etc.)


IKER HIDALGO EGURROLA

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