jueves, 8 de abril de 2010

Con ganas de hacer la pascua

Una ley de caza vasca aún desconocida y la próxima renovación del todavía vigente reglamento de armas invitan al pesimismo entre los cazadores vascos.

Estos pasados días de asueto y con la ausencia de actividad de la caza se han puesto en el punto de mira de los corrillos cinegéticos dos asuntos que no invitan al optimismo. Por un lado una Ley de Caza vasca aprobada recientemente pero de la que aún no se conoce su texto final aprobado en el Parlamento vasco y del que no se sabía nada antes de Semana Santa ni en las federaciones de caza.

Si no hubiera novedades respecto a lo acordado con el anterior ejecutivo, donde al final todas las partes estuvieron conformes, lo lógico sería que el texto ya debiera estar en manos de quienes tendrán que vivir el día a día con esta ley, precisamente las federaciones de caza y las numerosas sociedades deportivas y los propios cazadores. Con luz y taquígrafos, para bien o para mal.

Pero el texto sigue, sin conocerse, en manos gubernamentales. Síntoma que a muchos invita a elucubrar recortes, prohibiciones o temas zanjados en los que habría modificaciones sin consensuar. Hasta no tener el documento en las manos y verlo detalladamente, el resto aún son todo conjeturas.

Las sospechas vienen avaladas por la postura de ambos partidos gobernantes por sus últimas estrategias desarrolladas tanto aquí como en Madrid respecto a la caza. Sin retrotraerse tanto en el tiempo, los populares han sido hasta hace bien poco azote constante en las Juntas Generales vizcainas y promotores de denuncias con temas delicados medioambientales y con poso especial contra la contrapasa, algo que a los vizcainos de la costa les costará olvidar. Cuando por Madrid los vientos eran justo lo contrario respecto a la caza.

Los socialistas en Euskadi han pasado más desapercibidos en temas cinegéticos, pero en Madrid lo bordaron hace un par de años con una ministra cuyo nombre ya hemos olvidado y que provocó la mayor manifestación nunca conocida en defensa de la caza y el campo a nivel estatal. Y es que ir contra la caza siempre renta votos en ciertos ámbitos, que parece ser lo que cuenta al final.

No hace mucho aún, la desidia de socialistas y populares españoles en el Parlamento ha permitido esquivar la reforma de una Ley de Tráfico que hace paganos de todos los accidentes de circulación con animales de caza a los dueños de los acotados. Una barbaridad que está lastrando a los acotados y empujándoles a su desaparición al tener que hacerse cargo de accidentes que causan piezas que sólo tienen dueño una vez abatidas, algo insólito en la legislación mundial. ¿Será ese el fin que se persigue, la desaparición de los cotos? ¿Lo harán también en sus feudos de Extremadura, Andalucía o ambas Castillas? ¿Se podrá dar la noticia de algún ministro o juez estrella haciendo bien las cosas a favor de una caza racional y moderna?.

Y mientras, en la recámara sigue la renovación del Reglamento de Armas, seguramente el más restrictivo de Europa, y de cuya elaboración tampoco se sabe nada, según van denunciando diversos representantes del sector, y donde la armería tradicional vasca, tanto de escopetas como de cartuchería o las firmas comerciales, se juegan el futuro.

Pedro Morrás, gerente de la Asociación Española de Armerías y también de la Asociación empresarial para la Caza y el Tiro Deportivo Asecati, declaró en la revista Trofeo de este mes que "nos asusta el futuro Reglamento" debido a la opacidad con la que se está elaborando en una comisión interministerial desde hace años, lo que no hace presagiar nada bueno. Como si no estuviera ya el sector y el cazador vigilado y controlado permanentemente.

Algunos quieren desempolvar los tambores y las cornetas para echarse a la calle, pero es pronto aún para saber si llegarán nuevos días para defender los cada vez menores derechos de los cazadores. Dependerá en lo que algunos quieran "hacer la pascua", al colectivo de esta afición tan arraigada en Euskadi.

J.ATXA

DEIA

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