Sucedió..... sí importa donde. Fue en Urrez, pequeño y acogedor pueblo de la sierra de Mencilla. Veinte años largos dediqué a sus montes un sin fin de esfuerzos y alegrías propias de un perrero comprometido con su afición. Desde niños me acompañaron mis hijos, Juantxi e Iñigo. Pronto sintieron el misterioso impulso del monte en el que han vivido tantos años y aprendido sus secretos. ¡Cuántas vivencias y alegrías!
Permítanme que les cuente uno de los primeros lances de mis hijos sin buscar ventajas de espaldas a la verdad: aquella noche brillaba la luna llena, vi el monte bañado de plata, fascinante en su misterio, y algo me dijo que íbamos a tener una buena jornada de caza. Iñigo tenía 14 años y Juantxi 17. Febrilmente hicieron los preparativos. Iñigo cogió la canana y preguntó: «¿Aita, la lleno?». Aún me acuerdo de la respuesta: «Con cuatro cartuchos es suficiente».
Llevaba 8 perros, la mitad indocumentados pero tres de ellos punteros: 'Bla', 'Barbas' y el luego famoso 'Adrián'. Es curioso que este mil leches, que no era de caza, despuntaba sobremanera. Impropio de un grifón, 'Bla' levantó la cabeza, se cargó de aire y arrancó latiendo hacia el encame. El resto rápidamente le apoyaron. No hacía falta alearlos. Cumbrearon el portillo de las minas y le entraron a Iñigo. Sonaron dos disparos de la escopeta c/20 mocha. Callaron los perros. Había hecho carne. Subí lo mas rápido que pude por las escobas y al pararme a descansar en un cascajal, oí la voz de Iñigo que decía: «He matado.... doblete».
Fue su inesperado y sorprendente bautismo de montero. ¿Cómo hacía doblete con 14 años? De hecho, no ha vuelto a hacerlo. También Juantxi -éste con varios jabalíes ya en su haber- supo cortarle a 'Adrián' una jabalina arocha que se vaciaba por un horcajo de Peñarredonda. ¿El resto de la jornada? Pues con la consabida alegría de un padre viendo felices a sus hijos cazadores.
Fuente: El Correo
3 comentarios:
Me pregunto cómo es posible que una persona sea capaz de tolerar semejante violencia y crueldad.
Qué tienen por dentro estas personas.
Cómo es posible que disfruten matando, torturando, provocando dolor y celebrándolo con sus cómplices. Incluso con sus propios hijos.
No puedo entender a los cazadores y taurinos.
No tienen corazón.
Muy buenas fco. de asis, soy cazador...y para tu disgusto...te aseguro que sí tengo corazón, y afortunadamente bastante bien de salud. No creo que nadie disfrute matando, cazar no es sólo matar aunque mucha gente lo crea. Es mucho más, por eso existen este tipo de blogs y espacios, para enseñar a la gente y hacerles ver que la caza no representa sólo muerte, te animo a que sigas leyendo el blog, y a que sigas opinando, siempre desde el respeto.
Un saludo,
Mikel
Verdaderamente cazar no es sólo matar, es mucho más.
Es acostumbrar a los niños a percibir que la violencia es aceptable en determinadas circunstancias.
El "deporte" de la caza no es sólo matar, pero se basa en matar.
La muerte y el dolor son las principales consecuencias de esta actividad. Son las consecuencias que sufren los animales y son tan graves que las demás (el placer del cazador por dicha actividad, la aventura, la plasticidad, etc...) quedan pasan a ser irrelevantes.
Los cazadores poneis en su punto de mira a millones de animales. 60.000 ciervos, 120.000 jabalíes, 1.000.000 de liebres o 3.000.000 de perdices son asesinadas todos los años. Además muchos quedan heridos a su suerte y mueren lenta y agónicamente.
Los animales han nacido parta ser libres, no para que los mantengamos encerrados, ni obligados a comportamientos antinaturales para agradarnos, ni oara acabar sus vidas en aras de una competición "deportiva" o una fiesta "tradicional".
Se suele apelar a la cultura y a la tradición para divertirnos a costa de los animales. La cultura es algo vivo, y no podemos aceptar que se sigan cometiendo barbaridades con los animales por muy tradicional que sea.
Afortunadamente muchas otras "tradiciones" injustas o discriminatorias ya han sido eliminadas, pese a quienes tienen miedo a los cambios.
Afortunadamente existen innumerables formas de disfrutar de la vida y pasarlo bien, tanto en el deporte, fiestas, espectáculos, actividades al aire libre, y muchas más que no conllevan el abuso de otros que no tienen culpa de nada.
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