jueves, 31 de diciembre de 2009

Repaso a un año peculiar

EL año que ahora termina comenzó con unas nevadas después de la festividad de Reyes con las que llegó el cierre precipitado de la caza gracias a algunos desalmados que hicieron su agosto particular en las zonas de costa e incluso en zonas nevadas. Algo de lo que debiéramos de aprender todos, cazadores, oportunistas y autoridades, para así diferenciar los días de fortuna y a quienes no debieran portar una escopeta.


En lo que a la vigente temporada de caza, a la que aún le queda un mes por delante, recordar que en la primavera la codorniz se dejó sentir como hacía muchísimos años que no se recordaba en nuestros campos y que para cuando llegó la apertura, tardía, más de lo mismo; campos rasurados y escasa presencia de codornices, que tuvieron que buscar las hierbas o zonas húmedas para guarecerse primero de las máquinas y luego de los esperanzados cazadores. Incluso Adecap y la Onc, de la mano de Juan Antonio Sarasketa han propuesto un Manual de Buenas Prácticas para evitar atropellos como los sufridos este año en media veda.

De tórtolas, mejor pasar página. Habrá que condecorar a quien consiga capturar un par de ellas o ver media docena en Bizkaia. A la vez, nuestras autoridades forales respondieron a las inquietudes de los cazadores y autorizaron la caza este año de la tórtola turca y del mirlo común. Ambas especies, en expansión y cazables en otros lugares hispanos y europeos. Además la primera de ella afecta directamente y desplaza a su prima la tórtola europea, y la segunda es causante de numerosos daños en huertas y frutales. Pero los de siempre anduvieron listos para denunciar la inclusión de ambas especies que no están incluidas en la lista de aves cazables en España, que tiene su guasa el porqué. Así que ni las competencias cinegéticas sirvieron para autorizar algo más que razonable y solicitado por los cazadores.

Con el otoño, el pase de malvices ha sido espectacular durante muchas semanas, con jornadas como las que no se recordaba hacía mucho por nuestras costas y los pasos de interior. Casi todo el mes de octubre y la mayor parte de noviembre, además de algunos días de este mes, han dejado boquiabiertos a los más veteranos. Las palomas, en cambio, se hicieron más de rogar y, si por nuestras costas las fechas buenas suelen rondar entre el 18-20 y el 25 de octubre, este año el mejor vino dos días después, el martes 27 de octubre, el día del palomazo en casi toda Euskadi; primero en los pasos costeros y luego hacia los de interior, quienes esa jornada pudieron ir a los puestos tardarán mucho en olvidar el incesante paso de bandos desde primera hora hasta el anochecer.

De perdices, la suerte suele ir por barrios, como la lotería. Regular en algunos acotados alaveses y ya más que preocupante la situación navarra. En tierras castellanas, donde se la cuida suele haber pájaros, pero en otros sitios después de la segunda jornada hábil se decidió cerrar. En liebres y conejos, más de lo mismo, se pasa de la nada directamente a la abundancia y donde hay daños en cultivos abundan los gazapos mientras en otros sitios ni se ven. En liebres, las castellanas se resientes del envenenamiento masivo de los campos que las autoridades propiciaron para acabar con la plaga de topillos.

Y, en cuanto a la becada, aún nos quedan páginas por escribir en enero, pero se la detectó a finales de octubre, noviembre ha sido un mes irregular y el temporal de diciembre no parece haber movido demasiados efectivos, salvo en contados lugares de la costa cantábrica. En general, regular, y ha aparecido donde no se la esperaba. Tras dos buenas campañas, las pasadas, de sordas por nuestro alrededor, esta temporada no parece que hará bueno aquel dicho de "no hay dos sin tres". Se lo contaremos.
J.ATXA

Fuente: DEIA

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