Día del Cazador y Pescador

El campo de aviación de Dima (Vizcaya) acogerá el próximo domingo día 20 la XVIII edición del Día del Cazador y Pescador, 'Día de encuentro y reivindicación'. Pocas fechas hay en Euskadi que tengan connotaciones de acontecimiento multitudinario: varias de carácter político, las entrañables fiestas en pro del euskera y esta jornada, blindada en el tiempo por el fervor y cariño de los nuestros.

El éxito del año pasado es la antesala de un día donde la sucesión de eventos dibujará un marco ideal para disfrute de amigos y familiares. Disfrute que no oculta la problemática inherente a nuestra actividad. El nuevo anteproyecto del Reglamento de Armas y la Ley Vasca de Caza nos preocupan por su carácter restrictivo. Con todo, todavía hay tiempo para la reflexión. Esperemos que impere la cordura y nuestras alegaciones salgan adelante. Somos tan ciudadanos como el que más y tenemos el derecho a que la caza se legisle desde la objetividad y sobre todo desde la razón y el conocimiento. Pero nunca desde el odio, la parcialidad o desde esferas presionadas por colectivos interesados.
A nada que el tiempo acompañe, las campas de Zumeltza serán un hervidero de aficionados y familiares dispuestos a pasar una jornada campestre en un marco excepcional rodeado de todo tipo de infraestructuras. Ha sido siempre voluntad de la Asociación de Defensa de la Caza y Pesca (ADECAP) alternar el evento en los tres territorios, pero la idoneidad de Dima y su ubicación próxima a las tres provincias ha hecho que se celebre en ese lugar por voluntad popular.
Es pues la fiesta de todos y todos van a ser bien recibidos con cariño y amistad, llámense vascos, castellanos, riojanos, cántabros o como fuere. Por todo eso y mucho más, Dima debe ser el lugar de encuentro y reivindicación de todos los que aman a los animales por mucho que sean criticados por esos nuevos mesías 'defensores de la Naturaleza' que nadie sabe de dónde han salido y que un día sí y otro también arremeten contra el colectivo con argumentos carentes del más mínimo soporte conservacionista.

J.A.SARASKETA

EL CORREO