Los presidentes federativos vascos de caza y pesca comparecerán el próximo día 20, junto a Juan Antonio Sarasketa, en el antiguo aeródromo de Dima
LA fiesta anual de cazadores y pescadores vascos organizada por Adecap y las federaciones alcanzará su mayoría de edad con la XVIII edición que se celebrará el próximo domingo 20 de junio un año más en la campas de Zumeltza, en el antiguo aeródromo de Dima, en Bizkaia.
Entre el carácter lúdico y festivo de ambas grandes familias cuenta con un peso muy especial la comparecencia pública ante el micrófono de los presidentes de las federaciones vascas de pesca y de caza, y luego el siempre tan esperado discurso de Juan Antonio Sarasketa, presidente de Adecap y la Onc. Su presencia y sus palabras suponen un balón de oxígeno para los ánimos de cazadores y pescadores, porque da pistas sobre cómo se encuentran ambas aficiones, las reivindicaciones y los pasos a seguir, no ahorrando críticas sobre situaciones difíciles ni halagos si fueran necesarios. Pero es que este año el panorama aparece de nuevo más sombrío que los anteriores.
En pesca, la situación de las truchas y de muchos caudales pasa por horas demasiado bajas sin que nadie parezca ponerle freno, salvo algunos parches que a la larga quedan en eso, en meros remiendos, normalmente a través de repoblaciones, y poco más.
Trabas
Si miramos sólo a Bizkaia, la situación del tiro deportivo es dramática y las posibilidades de sacar a los perros, mínimas. También queda mucho por hacer.
Desde Madrid, aunque han mejorado las relaciones con el ministerio, hay muchas sombras y más temores sobre lo que será el nuevo reglamento de armas, seguramente ya el más restrictivo de Europa. Otra vuelta de tuerca sobre un colectivo al que hasta el Constitucional ha prohibido la tradicional contrapasa de torcaces en Euskadi y recientemente casi apuntalado la prohibición del parany para el Mediterráneo. En breve quizá vuelvan a la palestra otras modalidades como la perdiz con reclamo o hasta la caza en media veda, mientras en Catalunya llegará casi seguro la prohibición de la caza de la perdiz pardilla, el último lugar ibérico donde se podía realizar.
Más que una fiesta
Por eso Dima quiere ofrecer más que una fiesta, a través de un símbolo de la unión de los muchos miles de aficionados a dos tradiciones tan arraigadas en nuestro país, durante una jornada también cargada de reivindicaciones, que este año no serán pocas.
Muchos miles de personas que esperan ser escuchadas, antes de pensar la posibilidad de emprender medidas para que se escuchen sus peticiones. A estas alturas hay demasiados asuntos pendientes sobre la mesa por aclarar y por intentar resolver.
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