viernes, 8 de agosto de 2008

SE LEVANTA EL TELÓN

J.A.SARASKETA

Dependiendo del lugar, miles de cazadores verán en breve amanecer en el rastrojo, impacientes porque despunte el alba, para revisar con el perro por delante páramos y valles en busca de la escurridiza codorniz. Escuela de aprendices y razón permanente para los veteranos, esta practica requiere el concurso de un buen perro picado a esta bella modalidad. Fiel escudero que lleva seis meses esperando sumiso este momento, no tiene porque ser necesariamente un especialista en becadas ni tampoco con las perdices. Aunque debe tener un fino olfato, una obediencia ciega y una gran afición. Mientras el sol no aprieta, un perro viejo picado a las codornices será posiblemente más efectivo que un sordero acostumbrado a mover mucho monte arriesgando en las puestas. Así y todo debe saber cazar cara al viento cruzando bien el terreno y denotando afición y constancia. Por el contrario un perro perdiguero deberá cazar siempre en corto, intentando marcarlas y sobre todo ejerciendo ese dificilísimo arte de cobrar las alicortas a cien o más metros. «Enjundia de esfuerzo y hazaña que lleva dentro la caza en su mejor estilo», decía Ortega. Sólo cuando se lo ha ganado debe tener su oportunidad el cazador. Lo que da la cuna lo lleva la tumba.

Las cualidades de un perro deben estar lo más armonizadas posibles. De nada servirá a un perro de poca correa poseer el mejor olfato, ni a uno de mucho olfato aportar las mejores patas. A un perro hay que matarle caza para que se pique y vaya aprendiendo de sus errores.Tampoco debemos olvidar aquel precepto de que la mujer, la escopeta y el perro deben guardarse con mucho celo, pues fácilmente se estropean. Dice un proverbio que más vale prevenir que curar y en cuestión de perros más vale regalar uno malo para compañía que empeñarse en adaptarlo a la caza.

Fuente: El Correo

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