miércoles, 21 de enero de 2009

Por un modelo de caza social y sostenible

En un contexto global de cambio climático este último otoño-invierno nos viene sorprendiendo con continuas nevadas y fríos de los de verdad. El último temporal de origen siberiano ha ocasionado además de estampas sorprendentes una migración forzada del contingente europeo de aves que han encontrado en nuestros montes de la cornisa cantábrica un refugio frente a las adversidades climatológicas.

Este fenómeno no se daba en esta magnitud desde el año 1985 como nos permiten constatar las citas de especies raras y el número de otras más habituales como becadas y avefrías en nuestros montes. Los primeros días fueron de desconcierto, se observaban becadas en sitios poco habituales y tras el viaje se encontraban debilitadas y desorientadas. Ante una temporada que entraba ya en su tramo final, la situación creo expectativa y alborozo entre los cazadores y esto unido al manto de nieve que cubría Gipuzkoa salvo la franja costera provocó cierta confusión que se fue clarificando con el cierre de la caza menor que se prolongó hasta el 19 de enero. Con el cierre se ha pretendido en un inicio proteger a unas aves en situación desfavorecida, y una vez han mejorado las condiciones se ha decidido prolongar el cierre unos días para permitir a las aves recuperar el tono general y la vitalidad y teniendo en cuenta el papel de refugio que han jugado nuestros montes se ha querido dar un tiempo para que se asienten y se disperse la caza, distribuyéndose la población de becadas en nuestros montes y amortiguando así la posibilidad de una excesiva presión cinegética. A partir del día 20 de enero los cazadores pueden reanudar la actividad cinegética que deberán ejercer con responsabilidad en unas condiciones más normalizadas y en una disputa más justa con la pieza.

En estas circunstancias y habida cuenta de que el periodismo moderno nos lleva a que los conflictos y la polémica sea noticia, se ha trasladado una visión de la caza y los cazadores muy negativa. En los últimos tiempos las noticias ligadas a la caza son relativas a denuncias, furtivos, zonas de seguridad, accidentes. Y sin embargo el modelo de gestión de la caza que tenemos en Gipuzkoa es ejemplar, y el colectivo de cazadores en su conjunto comprometido, responsable y digno de elogio. Gipuzkoa es un territorio pequeño con una gran tradición cinegética (anualmente se expiden unas 20.000 licencias), especialmente dedicada a la caza de aves migratorias desde puesto fijo y a la caza de la becada, en cuanto a la caza menor, y al jabalí y más recientemente al corzo, en la mayor. La caza en Gipuzkoa se ha desarrollado cuidando para que todos los cazadores guipuzcoanos tengan acceso al aprovechamiento cinegético de forma igualitaria y con marcado carácter social, sin permitir la existencia de rendimientos económicos.

En estas condiciones en la década de los 80 y teniendo en cuenta la necesidad de organizar la caza de aves migratorias para evitar conflictos entre los propios cazadores y entre estos y los propietarios de los terrenos, la caza desde puesto fijo se empezó a organizar a través de las sociedades de caza. En los años siguientes la complejidad de puestos y líneas, más de 150 líneas y unos 4.000 puestos de caza, obligó a que las propias sociedades se fuesen organizando en la Federación de Caza para mejorar la gestión y contar una estructura más establecida aprovechando el papel que cumple como interlocutor del colectivo de cazadores. Gracias a esa colaboración se iniciaron los planes de recuperación de varias especies como la liebre, el conejo y el corzo, prácticamente desaparecidas de Gipuzkoa, y se puso en marcha la organización de la caza del jabalí en Gipuzkoa, que finalmente a desembocado en la actual gestión de la caza mayor en Gipuzkoa basada en las zonas de caza controlada y en la organización de las cuadrillas de cazadores integrada en la Federación. El futuro de la caza no se puede entender por parte del colectivo de cazadores en la actividad cinegética como un mero derecho y estar continuamente ejerciendo presión y exigencias a la administración.

El futuro está en una implicación y corresponsabilidad en la gestión como se viene haciendo tanto con las líneas de paso tradicional así como con las cuadrillas de caza mayor. La clave para avanzar está en la mejora continua de los modelos, el aprendizaje y educación a través de las actividades que se puedan dinamizar desde un proyecto tan ilusionante como la Escuela de Caza cuyas obras ya avanzan en las campas de Arkale o el centro de adiestramiento de perros de caza que se tiene previsto. En definitiva estamos recorriendo ya esa senda que nos lleva por el buen camino hacia una gestión sostenible de la caza a través de un modelo social único en Europa y del que nos deberíamos sentir muy orgullosos todos los guipuzcoanos.


ASIER ARRESE ES DIRECTOR DE MONTES Y MEDIO NATURAL DIPUTACIÓN FORAL DE GIPUZKOA

Fuente: Diario Vasco

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