lunes, 28 de febrero de 2011

A pesar de todo, avanzamos

Quienes escribimos opinando, sobre todo en materia de caza, tenemos que admitir las críticas de aquellos que no nos entienden o bien no comulgan con nuestros preceptos. Otra cosa es que tengan o no razón. Hay personas sensibles con la muerte de los animales que se amparan en cualquier mojigatería para justificar sus sentimientos.

Preocupa, pero se entiende, porque han perdido el contacto con el campo. Ahora bien, cuando el malestar llega de un técnico de la Administración con argumentos pueriles que recortan esta actividad, la mala uva aflora entre los cazadores. Evidentemente, nadie debe estar por encima de nadie si queremos que impere la cordura. Además, nunca es bueno el enfrentamiento, porque nuestra imagen siempre saldrá perjudicada ante una sociedad de urbanitas sensible con la Naturaleza pero desconocedora de su realidad. Para mas inri, es notorio y constante el declive de todo lo rural. El alejarse del campo y de los animales supone desconocimiento cinegético en beneficio de unos sentimientos anticaza donde la captura y muerte de unos «animales indefensos» a manos de «unos desaprensivos cazadores» es poco menos que un crimen.

Desgraciadamente, también la verdadera esencia de la caza se va desvirtuando poco a poco a causa del inevitable progreso. No hay que trasladarse a tiempos remotos, pues nuestros mismos abuelos ejercieron una caza distinta en algunos aspectos a la que ahora se practica. De todas formas, la caza sigue y espero que seguirá siendo un acto tan vinculado a nosotros que cualquier pretensión de alejarnos de ella no tenga efectividad alguna. Así las cosas, espero y deseo que impere la cordura en unos y otros. Tiempo habrá para arreglar los entuertos.
J.A.SARASKETA

EL CORREO

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