viernes, 31 de mayo de 2013

El Día del Cazador más esperanzado.


Resulta difícil explicar a cualquiera que no conozca el evento qué sucede en las campas de Zumeltza, en Dima, una vez al año y que resulta capaz de congregar a muchos miles de personas y sus familias haga sol, frío, llueva o granice, entorno a una forma de sentir y unas aspiraciones a prueba de cualquier inclemencia meteorológica. 


Suelta simbólica de palomas en el pasado Día del Cazador (Foto: J.A.A.)Porque tanto los cazadores como los pescadores vascos saben bien que sus aficiones siguen padeciendo dificultades y están cuestionadas casi permanentemente, a la mínima sometidas a un gratuito vapuleo social; pero este amplio colectivo de aficionados sabe bien dónde pueden acudir para sentirse a gusto, entre su gente, y entre quienes tienen sus mismas inquietudes o defienden sus derechos de una forma racional en diferentes ámbitos sociales e incluso políticos. 

Solo así se entiende que, después de veinte años, una marea humana de cazadores, pescadores, sus familias y amigos respalden anualmente la cita que organiza Adecap, Asociación para la Defensa del Cazador y Pescador, y que este año será el próximo 16 de junio de nuevo en el espléndido escenario del alto de Dima. 

Veinte años, que se dice pronto, avalan el éxito de este día especial, de todos estos días, en los que habido de todo; exhibiciones de tiro, la presencia de los mejores perros de caza menor y también de mayor, concursos de belleza canina, deportes y desafíos autóctonos, hasta vuelos de avionetas y helicópteros o paracaidistas, además de otros concursos o exhibiciones de armas y productos vinculados a estas aficiones, que cada año ganan enteros por su calidad y variedad. Un elenco de actos y actividades en los que no resulta fácil innovar de año a año, pero que dan cobertura a una jornada siempre memorable en la que el ambiente es el que busca la multitud humana que allí se junta. 

SARASKETA. Porque a pesar de las actividades, sin duda la parte central de la jornada la ocupa el tiempo de reivindicación, en la que adquiere protagonismo el nombre propio del presidente de Adecap, Juan Antonio Sarasketa Leguina. El eibarrés afincado en Durango es a su vez el presidente, reelegido hace unas semanas, de la Oficina Nacional de la Caza, ente a nivel estatal que agrupa a todos los sectores relacionados con la actividad cinegética y el mundo rural, y al que se han adherido hace poco siete de las principales federaciones autonómicas de caza españolas. 

Las palabras que Sarasketa envía en su intervención desde los altavoces de Dima se propagan mucho más allá de la explanada del antiguo aeródromo atestada de personas y resuena por todos los rincones peninsulares porque sus postulados se hacen oír en los corros de adeptos pero también en otras instancias en conocer el pulso de sus reivindicaciones representando a un colectivo unido y fuerte, capaz de movilizarse como ya ha demostrado en ocasiones. 

Al menos, las palabras de este año podrán sonar esperanzadoras, ya que las previsiones son bastante más optimistas respecto a las denuncias y quejas lanzadas tantas veces desde el mismo escenario. Así, la próxima renovación de la Ley de Montes española resolvería -vía alegaciones- varios de los principales problemas que atenazan hoy en día a la propia supervivencia de la caza en estos últimos años, como los accidentes de tráfico causados por fauna cinegética o los daños causados por estas mismas especies a la agricultura. 

La ONC asimismo ha solicitado al ministerio, a través de su presidente, una mayor coordinación de las órdenes de veda o un plan conjunto para la recuperación de la perdiz roja española, sin olvidarse de otros temas de interés. También tendrán su espacio las reivindicaciones de Adecap Gazteak, jóvenes inquietos cuyas ganas y tareas aseguran la continuidad de estas aficiones, a la vez que recogen el sentir de las próximas generaciones, cuya presencia se incrementa cada año en el Día del Cazador y Pescador.
J.ATXA

DEIA

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