viernes, 19 de febrero de 2010

Cuidados para el mejor amigo

En época de veda, deberemos comenzar a adecuar la dieta y el ejercicio del perro.


Sumidos en la tercera semana de veda de caza en Bizkaia, los dueños de los perros ya han comenzado a tomar las medidas necesarias para que esta época sea lo menos lesiva posible para nuestro fiel aliado y compañero en el monte, el perro o perros.
Quien se haya despistado, comenzará a ver los primeros efectos en el can, que muestra la misma alegría al verle pero comienza a mostrar síntomas de sobrepeso. No pasa nada siempre que se tomen las medidas oportunas. Hay tres aspectos a tener muy en cuenta a estas alturas: el ejercicio, la dieta y el contacto con el perro, el aspecto "psicológico" que dirían los más puristas. Y si es necesario visitar al veterinario, cuanto antes mejor.

Obviamente, ya se acabaron esas salidas de muchas horas seguidas por el monte, normalmente en fines de semana, en las que nuestros fieles aliados entregan todos y cada uno de los días todo su poderío y ganas, a veces casi hasta la extenuación. El dueño que se precie de tal tendrá bien en cuenta a partir de ahora este menor esfuerzo que realiza el perro, que se convertirá en largos paseos en zonas en las que se pueda y en las que siempre esté el perro a la vista.
Criadores y adiestradores recomiendan las salidas diarias, o al menos un mínimo de dos salidas por semana, mejor si son separadas en este plazo. Ya sabemos que resulta difícil, pero las horas en la perrera seguramente se harán eternas para alguien que lo da todo en cuanto intuye lo que de él se espera en el campo. No hay más que ver cómo reciben a sus amos en cuanto se acercan.

CUIDADOS
Por supuesto, los paseos no deberán molestar ni a animales ni a propiedades, y conviene llevar siempre una correa, e incluso un bozal, para evitar problemas. Cuidado con acudir al monte, salvo que queramos buscarnos jaleos. Cada uno ya sabe a qué nos referimos y a dónde ir sin molestar. Como alternativa, en Bizkaia contamos con tres campos de adiestramiento y también se puede visitar, sin abusar, cotos de caza intensiva, donde podremos repasar algunos aspectos de adiestramiento y otros de obediencia, a la vez que se mantiene un cierto "ritmo" de caza, aunque no sea salvaje.

Otro apartado fundamental es la alimentación. Ya no se produce ese desgaste intenso de los días de caza y si mantenemos el mismo régimen alimenticio, el perro cogerá sobrepeso en pocas semanas. Adecuar la dieta con un buen pienso de mantenimiento en vez de los de alta energía resulta buena solución, a la que tampoco será ajena fomentar el mayor ejercicio posible. Las marcas de piensos actuales ofrecen, además de calidad, consejos en las cantidades óptimas según el perro; basta con consultar las etiquetas y vigilar el estado del perro. Algunos amos se desentienden de este tema y allá por verano llegan las prisas para corregir esa gordura a marchas forzadas. Además, el can en su peso estará mejor de salud y con su alegría innata.

LA RELACIÓN
Otro aspecto que suele abandonarse con la veda es el "psicológico" que tiene mucho que ver con el contacto entre el amo y el can, menos intenso también a partir de ahora. El perro que no se siente atendido puede desmotivarse y llamar la atención con conductas menos habituales.

La cercanía y atención de su dueño, mezclando paseos con juegos e incluso con dosis contadas de adiestramiento, mantendrá en buen estado una excelente relación que también debe serlo en época de veda. El perro no es como la escopeta, que se limpia, se guarda bien, mejor desmontada, y hasta el siguiente final de verano. Ni mucho menos. El fiel compañero de tantas y tantas horas de salidas y aventuras en el monte durante otoño e invierno merece la misma consideración en la veda, en primavera y verano. Es más que una herramienta, en un aliado y un amigo.
Javier Atxa Arrizabalaga

Fuente: DEIA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen artículo

boxer dijo...

Hay que fomentar un buen trato y cuidado a los perros de caza. Ellos lo dan todo y algunos cazadores (esperemos que cada vez sean menos), por desgracia, no les dan ni lo mínimo.