Tras el retorno a la normalidad, quedan dos fines de semana por delante aún para practicar la caza menor en Euskadi
Las ya pasadas nevadas de hace diez días han dejado algunos pájaros más de lo habitual en las zonas costeras y también “barridas” algunas zonas acotadas del interior. Esa llegada masiva de aves a las franjas costeras ha dejado un cierto remanente de pájaros para estas fechas que, sin ser lo habitual, tampoco desborda las previsiones.
En lo que a Bizkaia respecta, en cuanto se levantó la veda el pasado viernes 15, buena parte del contingente de avefrías (“Vanellus vanellus”) ya puso rumbo hacia otros lugares, presumiblemente más del interior, ya que las primeras lluvias retiraron el espeso manto blanco mantenido días atrás. También se dejaron ver bastantes menos Chorlitos dorados, (“Pluvialis Apricaria”) un ave que por aquí se les denomina “clausetas”, especie ahora no cinegética pero muy vinculada en cuanto a hábitats y comportamientos con la avefría, y no resulta extraño ver echados, que no en vuelo, a bandos mixtos de ambas aves cuando buscan de comer, normalmente en zonas húmedas o campas o terrenos removidos. No tan gregaria como la avefría, ser limícola y migradora le confiere a la clausetas una gran cercanía con la aparatosa ave blanquinegra.
La verdad es que con los dos últimos eneros nuestros cielos se han llenado de ambas aves como hacía casi veinte años que no se recordaba. Los peores augurios en los corrillos cinegéticos cuestionaban sus estados poblacionales pero enguanto ha llegado la nieve hasta cerca la costa, ambas especies se han dejado ver de forma ostentosa.
La avefría cría prácticamente en toda Europa, en campos y marismas y se alimenta en campos arados, praderas, bordes de pantanos y playas fangosas, preferentemente de insectos, gusanos y arañas. Su cuerpo que puede pesar entre 150 y 300 gramos y puede vivir hasta los diez años. Aunque su caza puede resultar vistosa luego sus aplicaciones culinarias son más reducidas respecto a otras especies migradoras.
ZORZALES
Otra de las aves que se deja notar aún en nuestros montes es el zorzal, de los que algunos efectivos se han quedado en las zonas más cerca del mar. Estos días de vientos cambiantes, de noroestes a aires del sur, parecen haber retrasado el movimiento de algunos ejemplares de malvices comunes y de alirrojas, que sobre todo se dejan notar a primera hora de la mañana y al atardecer, pero que en las horas de mayor luz parecen desaparecer. Esta campaña de la que ya contamos las últimas jornadas además ha sido muy buena en cuanto al pase de la especie más pequeña capturable en España. Empezaron a pasar con regularidad desde inicios de octubre, siguiendo también con buenos días en noviembre y hasta ofreciendo algunos días curiosos en diciembre. Y ahora, desde mediados de enero, parecen haberse quedado como vecinos hasta la época en que vuelvan hacia el norte.
En cuanto a becadas, el efecto ha sido similar al de las malvices. El sábado y el domingo se dejaron ver algunos ejemplares más que los habituales para estas alturas del calendario, pero muy lejos de lo acontecido durante las nevadas. Sí que se han notado algunas sordas más en algunos sitios, mientras que en zonas del interior parece que en estos días han evitado volver a determinados lugares tradicionales de entrada, incluso cerca de la costa, y en cambio sí que se han dejado se ver por otros sitios donde sí que hubo en noviembre. Seguramente la alimentación y la calma que encuentren en cada sitio serán determinantes para permanecer o no en cada paraje. Misterios de la por muchos denominada “dama del bosque”, la única especie aún pura y salvaje que queda por poder cazar. Eso sí, con ganas de andar mucho y perro por delante.
J.ATXA
Fuente: DEIA
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