jueves, 14 de enero de 2010

La fina línea blanca de los días "de fortuna"

Los vizcainos han respetado las concentraciones de aves llegadas hasta zonas costeras como consecuencia de las pasadas nevadas.


Las intensas nevadas de los últimos días han provocado el cierre de la caza por parte de la Diputación de Bizkaia. Una medida perfectamente entendible para cualquiera que haya salido al monte, especialmente el fin de semana. Ello ha provocado en diversos foros cinegéticos internautas las protestas de algunos aficionados, que también han visto cómo Cantabria cerraba la caza, este año sí y quizá hasta precipitadamente, y ayer se sumaba Asturias, tarde; mientras que en la hermana Gipuzkoa la prohibición sólo ha sido hábil para las zonas en las que había nieve, y Álava quedaba sumida por completo bajo un manto blanco, al igual que territorios próximos de Burgos, Rioja o Navarra. Aquí es donde aparece la delgada e incluso a veces discutible línea entre la caza de invierno y los denominados "días de fortuna" que permiten a nuestras autoridades a establecer la necesaria prohibición de la caza.

Y es que también hay más asuntos que las quejas endémicas permanentes contra las instituciones, el guarderío o autoridades varias, que a veces incluso pueden ser justificadas. Pero desde la intención de pensar en positivo, ser realistas y mirar hacia delante, cualquiera que el sábado día 9 estuvo cerca de la costa de Bizkaia sin nieve pudo entender lo acertado de la medida foral. Bandos de avefrías, clausetas, zorzales, agachadizas y numerosas especies, cinegéticas o no, estaban posadas en cualquier esquina a última hora de la tarde. Por la mañana, muchos bandos, especialmente de avefrías y clausetas, volaban hacia el interior, completamente cubierto de blanco, y luego debían regresar hacia zonas costeras en las que no había llegado a cuajar la nieve. Cazar en esas condiciones resultaba desafiar a la lógica y por supuesto a la razón, por no hablar de la ética. El domingo y el lunes el panorama fue muy similar. La inmensa mayoría de cazadores entendieron el mensaje sin necesidad de recordárselo. Excelente ejemplo de comportamiento que debe ser el camino para pensar en un futuro con garantías. Sin complejos y sin mirar demasiado a lo que hace o deja de hacer el vecino, a sabiendas de que cada uno debe en consecuencia hacer lo que debe o no.

Obviar las concentraciones de aves de todo tipo acaecidas en cualquier sitio gracias a las nevadas sería, además de mentir, provocar a la inteligencia. Salir así con una escopeta en busca de caza carece de mérito, salvo por extraños motivos de acumular presas sin defensa. Otra cosa bien distinta sería que otros gélidos vientos y sin grandes nevadas hubieran traído pájaros, pero entonces no serían declarados "días de fortuna" en los que la nieve obliga a las aves a concentrarse en la franja costera. No conviene confundir términos, a pesar de la delgada línea que separa el mal tiempo propio de estas fechas con la evidente disminución de defensas de los pájaros.

Claro que aún queda algún furtivo, que no respetó ni sábado ni domingo. Sus detonaciones les delatan desde muy lejos.

Pero a esos individuos, muchísimos menos que el año pasado, sólo les queda caer, y cuanto antes mejor, en manos de las autoridades para que den cuenta de sus actuaciones, que perjudican directamente a todo un colectivo que estos días ha sabido y vuelto a demostrar su categoría cinegética. Muchos más cazadores optaron por salir a ver los pájaros. Bandos de cientos de avefrías a vueltas, otros tantos posados en cualquier campa con o sin nieve, bandos de cientos de clausetas, apretados grupos de zorzales alirrojos… un espectáculo para disfrutar de la vista.
Menos mal que las lluvias de anteayer martes y la previsible e inminente reapertura de la veda devolverán las aguas a su cauce, que aún nos quedan jornadas de caza en este enero por delante.
J.ATXA

Fuente: DEIA

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