sábado, 3 de octubre de 2009

El pájaro azul

De siempre las torcaces a su paso por el norte durante la otoñada han suscitado entre los cazadores vascos una atracción especial. La falta de alternativas, los espectaculares paisajes donde se las espera y el misterio de la migración hace que los cazadores un día sí y otro también ocupen puestos en collados y cresterías durante tres o cuatro semanas, aunque caigan capuchinos de punta.


Es la fiebre del pájaro azul. Una de las pocas aves en manifiesta progresión que, a una velocidad de 80 kilómetros por hora, puede llegar a recorrer en un día 500 kilómetros. Se alimenta preferentemente de bellotas, llegando a tragar hasta 25 unidades. Gasolina de alto octanaje esta de la montanera. Pájaro poderoso y aguerrido donde los haya, durante la pasa se le caza en el norte y en el sur con cimbel durante la invernada. Un arte este del reclamo en el que son verdaderos especialistas los cazadores navarros. También los franceses de la zona sur utilizan un sinfín de estrategias para retenerlas y poder prolongar su caza antes de que cumbreen los Pirineos. De hecho, grandes piezas de panizo no se cosechan en un intento de evitar su migración al no faltarles un alimento tan goloso. Es tal la explosión demográfica de este animal desde hace mas de quince años que son muchas las que han perdido su instinto migrador al encontrar sustento durante todo el año en la península. Incluso las podemos ver en el centro de Madrid comiendo las semillas de las acacias. Todo un espectáculo. Las ayudas comunitarias a la siembra de maíz han hecho que prolifere de tal forma el panizo que el régimen alimenticio de las torcaces ha cambiado en gran medida. De ahí que nos visiten todos los años del orden de seis millones de ejemplares, abatiéndose sobre todo en el sur peninsular más de un millón de ejemplares. Una renta faunística incluso corta para este maravilloso recurso natural. Sin pretenderlo y sin gestores académicos, he aquí que donde había dos ahora hay diez. ¡Muy importante que no les falte comida a los animales! Por eso durante la media veda se organizan importantes cacerías de torcaces que crían en la península y en Portugal. Los que siguen viéndolas pasar durante el periodo de contrapasa son los cazadores vascos, a pesar de que las capturas sean ridículas. Pero todo se andará. Mientras tanto son muchos, cada vez más, los cazadores vascos que se desplazan al sur durante el invierno a cazarlas con cimbel.
J.A.SARASKETA

Fuente: EL CORREO

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