domingo, 20 de abril de 2008

La plaga de conejos hace dimitir a la junta directiva de la asociación de cazadores de Corella

La junta directiva, al completo, de la sociedad de cazadores de Corella presentó su dimisión ante la asamblea de socios que, con carácter extraordinario, se celebró el viernes. Los motivos de esta medida fueron en primer y más importante lugar la aplicación de la Ley de Caza de la Comunidad Foral de Navarra que obliga, entre otras cosas, a que el coste de los daños causados por las especies cinegéticas (en la agricultura o infraestructuras de los terrenos que comprenden los cotos) sea asumido por la sociedad que lo regenta y administra.
Esta exigencia junto al hecho de que establece que una persona no puede asumir dos cargos a la vez (por ejemplo, guarda de vigilancia y presidente de la sociedad) fueron los motivos que adujeron los componentes de la junta directiva para presentar su dimisión, ante una asamblea a la que acudieron unos 75 socios de los 250 que componen este colectivo que se encarga de gestionar el coto local de caza de Corella. Como explicaron en la reunión, los daños que están produciendo los conejos en el campo corellano podrían ascender a más de 400.000 euros, una cantidad que tacharon de "inasumible" por el estado de las cuentas. Además, ante el riesgo de que la responsabilidad recayese primero a los miembros de la junta y después a todos los socios a la hora de hacer frente a los daños, se optó por la dimisión y por llevar a cabo una consulta a los socios acerca del futuro del coto local. Ante este panorama se abren tres posibilidades. La primera pasa por elegir una nueva junta directiva que solucione el problema; la segunda dejaría el coto en manos del Ayuntamiento, como propietario, para que éste asumiese la gestión; y la tercera y más traumática pasa por la disolución de la sociedad . contra medio ambiente En el transcurso de la asamblea se alzaron muchas voces en contra de la Administración, especialmente contra la consejera de Medio Ambiente a la que se acusó de "no querer abordar el problema de los daños que produce el conejo y de no querer buscar el diálogo con los sectores implicados". También se la criticó por "poner trabas a la caza de los conejos y no querer declarar la situación como plaga". Cabe recordar que si esto ocurriera, el coste de los daños no serían imputados a los cazadores. También se acusó al Ayuntamiento de Corella de "pasividad" y a algunos agricultores que, según los cazadores, "inflan la cuantía de los daños". Después de muchas discusiones y reflexiones, los cazadores optaron por la elección de un nuevo presidente, Jesús Miguel Vallés Ramos, la única persona que se presentó al cargo. Vallés prometió "hacer todo lo que esté en mi mano para solucionar este asunto". El problema de los daños de los conejos se remonta años atrás y ha sido motivo de constante enfrentamiento entre agricultores y cazadores. Los primeros han visto inútiles sus esfuerzos de cercado de fincas o recubrimiento de troncos y ramas con plásticos para impedir que estos animales arruinasen sus cosechas e, incluso, se han visto obligados a arrancar viñas y árboles frutales. Los segundos se han esforzado por intentar controlar el crecimiento de la población de esta especie cinegética, trasladando ejemplares a otros cotos escasos de conejos o llevando a cabo caza masiva con hurón en las zonas más atacadas, entre otras. Ha habido cazadores que se mataron más de 500 conejos la temporada pasada. Sanzberro pone vallas al campo "No se tomarán medidas extraordinarias ni agresivas para hacer frente al crecimiento de la población de conejos porque existe un exceso pero no una plaga". De esta forma zanjó el tema en su comparecencia parlamentaria la consejera de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, Begoña Sanzberro. Pese a reconocer que las medidas puestas en marcha para aliviar los daños que están provocando estos animales en el agro ribero "no están dando los resultados deseables", la consejera se mantuvo firme antes de dar al problema la categoría de plaga. Para Sanzberro, se considera zona de riesgo la que acumula a partir de cuatro conejos por kilómetro y la forma de luchar con lo que definió como superpoblación es colocar "barreras físicas". Su opinión contrasta con la de los afectados que deben hacer frente a los cada vez más numerosos daños de un fenómeno que, oficiosamente, sí que se considera una plaga. Para ellos, la solución de las barreras físicas es tan utópica como poner vallas al campo.

Fuente: Diario de noticias

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